martes, 17 de noviembre de 2009


El mundo ha vivido la mayor parte de su existencia sin seres vivos. Si imagináramos que la historia del mundo dura un día (24 h), los primeros seres vivos no aparecerían hasta bien entrada la tarde y, mucho más tarde aún, en el último segundo aparece el hombre.

La raza humana pertenece a un grupo de mamíferos llamados primates. El grupo de los primates es una gran familia que incluye a los lémures, los tarseros, los simios y los hombres.

Australopitecus


Sus restos se descubrieron en África. Se encontraron varios huesos de un esqueleto perteneciente a una mujer australopiteca a la que llamaron Luci y se cree que es uno de los primeros antepasados de la raza humana.

Los australopitecus eran capaces de mantenerse erguidos, y por tanto podían andar y correr más rápido, además de estar más alerta de los peligros de los predadores, y tenían las manos libres para defenderse y cazar. Tenían las mandíbulas muy fuertes y con ellas comían frutos, raíces y brotes de los árboles. También comían carne de algunos animales que cazaban con piedras y palos. Vivían en grupos pequeños como si fueran familias y los machos luchaban entre sí por la conquista del territorio y de las hembras.

Homo habilis


Es el primer hombre, su nombre significa “hombre hábil”. El Homo habilis conserva muchas características comunes con sus antepasados, los australopitecus, pero también presentan una diferencia fundamental: el desarrollo de la inteligencia.
Es capaz de razonar y organizar sus actividades y empieza a construir sus primeros refugios hechos con ramas y piedras. También construye herramientas para cazar y cortar carne.

Homo erectus


No tiene muchas diferencias físicas con el Homo habilis; su cuerpo es un poco más robusto y la cara más ancha, aumenta el tamaño de su cerebro y esto le proporciona mayor inteligencia.
Se organizan mejor en sus comunidades y comienzan a utilizar el lenguaje hablado. Sus herramientas de piedra son más refinadas y comienzan a utilizar la piel de los animales para abrigarse.

El hombre de Neanderthal


El hombre de Neanderthal tuvo que atravesar un período muy frío: la glaciación. Para ello se fabricaban vestimentas muy abrigadas con pieles de animales y se refugiaban en cuevas entre las rocas.
Construían cabañas dentro de las cuevas para combatir el frío y la humedad. Inventaron el arco para lanzar flechas y cada vez cazaban con mayor habilidad renos, mamuts y bisontes.

El hombre de Cromagnón



Una de las características más llamativas del Hombre de Cromagnón es la manifestación de su cultura. Aparecen muchas cuevas con pinturas rupestres que pertenecen a los hombres de esa época. Las pinturas eran fabricadas con pigmentos extraídos de plantas y sangre de animales.